Intentar explicar a alguien que no sigue este blog que mi gran plan en Londres era visitar la exposición Hair de Sam McKnight es complicado. “¿Vas a ver una exposición de pelo?”, era la pregunta recurrente acompañada de una mueca a lo poker face de Lady Gaga. Y es mejor no entrar al trapo (sin parecer una freak), porque cómo explico que McKnight es el Miguel Angel del cabello y, como dice Kate Moss (algo en lo que también coincide mi amigo el fotógrafo Antonio Terrón) “nadie maneja el ventilador como Sam”. Y aquí, ya os acabo de liar. ¿Pelo? ¿Ventilador? Wait a minute, Mitre. ¿De qué estamos hablando? Os aseguro que, después de pasar muchos horas en producciones de moda y belleza, lograr ese pelo, lleno de textura y cuerpo, esas melenas al viento, ese peinado despeinado tan estudiado que veis en las revistas de moda y que seguro habéis intentado recrear en algún momento (con mayor o menor fortuna), es complicado. Muy complicado. Y, es que, un pelo mal trabajado puede estropear una foto, porque es tan protagonista como la ropa, aunque a veces el nombre del artista solo aparezca en los créditos. Sí, porque el cabello, pese a ser una materia muerta, dice mucho de nosotros, a través de él construimos nuestra identidad e imagen y, sin duda, hay pocas cosas cargadas de mayor simbolismo, social, religioso y sexual. Y McKnight es de esos artistas capaces de conseguir onda, cuerpo y movimiento hasta en las melenas más lacias. Lleva haciéndolo desde finales de los 70. Fue, de hecho, de los primeros peluqueros en dedicarse en exclusiva a la moda, creando y moldeando a golpe de tenacilla, rulo y secador una nueva figura: la de estilista. Hasta ese momento, los peluqueros de salón hacían, también, producciones de moda, pero no se dedicaban en exclusiva.
Es el peluquero que más portadas de Vogue ha firmado (190 y contando), íntimo de Kate Moss y Uma Thurman, colaborador fiel de Karl Lagerfeld y Vivienne Westwood es, además, mundialmente conocido por ser responsable del gradual cambio de look de Diana de Gales.
Y si como yo, alguna vez fantaseaste con cortarte el pelo corto (y volverte rubia a golpe de peróxido), la culpa la tiene él. Gracias a sus tijeras, las carreras de algunas tops cogieron velocidad de crucero. Y si no que le pregunten a la modelo Agyness Deyn, quien en unas fotos con Mario Testino en 2005, confió en McKnight y en su corte pixie, gracias al cual alcanzó la fama.
Lo cierto es que tenía una gran curiosidad en comprobar cómo se podía montar una exposición alrededor del cabello. Cómo resaltar, además, su importancia en el universo de la moda, incluso para aquellos que desconocen este sector y que, al mismo tiempo, nos guiase por el recorrido vital y profesional del protagonista. Y el resultado no defrauda.
Para abrir bocado, McKnight nos invita a acompañarle al backstage de los desfiles. Primero, podemos ver con todo lo que viaja durante las distintas semanas de la moda. Y comprobamos que no va precisamente ligero de equipaje, para luego colarnos en el backstage de un desfile, recreando cómo es un set para que vivamos en directo, a través de varias grabaciones, cómo es estar frente al espejo.
McKnight y Westwood, gran dúo creativo
A continuación, sus diseños para Vivienne Westwood, su colaboración con Diana de Gales (recortes de periódico, fotografías, agradecimientos de puño y letra de la propia Diana), sus desfiles para Karl Largerfled, donde se explica cómo se diseñan los peinados qué llevarán las modelos en el desfile y el papel tan importante que el pelo tiene en la pasarela. Y, también, un recorrido por el poder transformador del cabello, protagonizado por algunas de sus musas, como Christy Turlington, Karlie Kloss, Kate Moss y Stella Tennant, entre otras.
Las fotos de la princesa de Patrick Demarchelier para Vogue en 1990. El pelo fue obra de Sam McKnight y el maquillaje de Mary Greenwell, una de mis maquilladoras británicas favoritas.
Sam y Diana de Gales se conocieron en 1990, en unas fotos con Patrick Demarchelier para la edición inglesa de Vogue. Y, desde, entonces, Sam se convirtió en el peluquero de la princesa, a quien acompañó en innumerables viajes y eventos. ¿Te acuerdas cuando Diana se cortó el pelo y medio mundo la copió? La tijera de Sam le dio ese nuevo look, del pelo casco a aquel atrevido wet look, que tantas portadas acaparó en 1995. Detalles, historias y anécdotas como estas descubrimos paseando por la exposición, donde además podemos ver la peluca que McKnight tiñó de blanco y rosa para Lady Gaga o las transformaciones capilares de algunas de sus musas, como la actriz Tilda Swinton.
Las creaciones capilares de McKnight para Chanel.
En la exposición se explica muy bien cómo se crean los peinados para los desfiles de Chanel. Un largo proceso creativo en el que el peluquero y el diseñador, Karl Lagerfled, trabajan al compás.
La técnica de la horquilla Rick Rack de Sam McKnight, que el peluqero utiliza para rizar el cabello.
Maravilloso el libro de la exposición. Y merece la pena visitar la tienda, donde los clásicos souvenirs se han sustituido por productos de belleza. Imposible resistirse.
No quiero desvelaros mucho más sobre la exposición, porque podéis ir a visitarla hasta el próximo 12 de marzo en el Somerset House, en Londres.
Aunque si queréis ver más ahora mismo, siempre podéis echar un ojo a este vídeo. Pero os aseguro que en vivo y en directo es, como dirían los ingleses, breathtaking 🙂
Fotos: Silvia Martínez, D.R. Peter MacDiarmid. cortesia de Somerset House. kate Moss by Nick Knight para Vogue UK (2000).