Mi madre se encargó de construirme una confianza en mí misma a prueba de bomba nuclear. Siempre me animó a arriesgarme, a ir un poquito más allá. Por ejemplo, al año de estar trabajando en Londres, en una agencia de comunicación, me surgió la oportunidad de volver a España y fui mi madre la que me animó a quedarme en Inglaterra, «porque hija, hasta los 30 tienes tiempo». Cumplí los 30 y siempre pensé que ahí se acabaría el mundo. Y ahora, cuando me quedan dos años para cambiar de década, mi madre reformula su frase: «los 40 son el mejor momento para hacer de todo». No sé si mis hermanos y yo nacimos programados con el gen de la positividad en modo «on» constante, pero lo cierto es que a base del «tú puedes» de mi madre hemos seguido adelante viendo siempre el vaso medio lleno en lugar de medio vacío.
Estas navidades me he leído un libro que me ha encantado se llama The Confident Code de las periodistas Katty Kay y Claire Shipman. Las autoras descubrieron que incluso aquellas mujeres que habían logrado el éxito y el reconocimiento profesional, también, tenían sus momentos de dudas. Los clásicos: ¿Estaré a la altura? ¿Sabré hacerlo? ¿Y si se dan cuenta de que no tengo ni idea?. Vamos, el conocido síndrome de la impostora. Y este mar de dudas es lo que provoca muchas veces que las mujeres no estén en puestos de responsabilidad, etc (del tema de la conciliación quiero hacer otro post en breve, así que no sigo por aquí que ya sabéis que me lío sola). Y aunque la confianza en una misma tiene mucho que ver con la genética (entre los genes y las hormonas qué jodidas estamos mujeres), hay mucho que podemos hacer para trabajar la confianza en nosotras mismas. Y como aseguran las autoras, no se trata solo de ponernos frente al espejo y soltar un porrón de frases motivadoras, para tener confianza en una misma, amiga, tienes que «hacer», ponerte en modo acción, asumir riesgos, atreverte, dejar de vivir plegándote a las expectativas del resto y asumir (y aprender), también, de tus fracasos. Arriesgarte a ser auténtica y salir ahí afuera siendo tú misma.
No os quiero hacer un «spoiler» del libro pero esta frases me han parecido geniales:
«Las mujeres estamos tan preocupadas de hacerlo todo bien que nos da terror que algo salga mal. Pero si no asumimos riesgos, nunca pasaremos al siguiente nivel».
«Las mujeres solo tenemos confianza en nosotras mismas cuando somos perfectas. O prácticamente perfectas».
«El optimismo es ese sentido que nos dice que todo va a ir bien. La confianza en una misma es cuando te dices: ‘¡haré que esto funcione'».
«La confianza está ligada a la acción. Uno de los ingredientes esenciales es la acción. El convencimiento de que podemos lograrlo o hacer que ocurra».
Lo cierto es que después de estos años de aventura con las mujeres que corren, he podido descubrir el cambio mental que opera en la cabeza de muchas mujeres el sencillo gesto de poner un pie delante del otro. Correr es mágico porque nos hacer creer en nosotras mismas. Del no puedo al soy capaz de hacer muchas más cosas de las que pensaba. Y es que correr nos da confianza en nosotras mismas, porque como apuntan las autoras, «la oxitocina es un neurotransmisor que afecta directamente a la confianza. Y se consigue a través del sexo y el ejercicio». Así que nenas, ya sabéis la receta: más noches de placer y más horas de zapatilla.
Y para experimentar todos los beneficios de correr (no solo los físicos, sobre todo, los psicológicos) no hay que correr una maratón. Y si no corres, siempre puedes dar pedales o golpear un saco de boxeo… Por eso, para la presentación de Correr es vivir a tope de power (un libro que es casi un manual de uso y disfrute para ser mujer más que de running) en Madrid tuve la suerte de vivir con vosotras una experiencia única, junto al equipo de B3B Woman Studio. Una tarde solidaria, en la que recaudé fondos para Uno entre cien mil, y en la que sudamos a tope la camiseta. Este vídeo es un resumen de mi mensaje y de lo que allí pasó. Arranco 2016 con el objetivo de poder recorrer España para que cada vez más mujeres se unan a mi banda. Si queremos, podemos. Y yo estaré ahí para recordároslo.
Muchas gracias a B3B Woman Studio, a Foreo y Puressentiel por apoyar siempre mis iniciativas.
Hola Cristina
Soy una ferviente admiradora tuya y en todo estoy de acuerdo contigo salvo en que la confianza en uno mismo viene de genética, por desgracia esa es de las principales excusas que se busca una persona para no cumplir sus objetivos, para no luchar por sus sueños, qué fácil es decir que por culpa de la genética no podemos hacer esto y lo otro o que soy de esta o de otra manera por culpa de la genética.
Es verdad que desde pequeñitos el entorno que nos rodea nos influye mucho, pero si la autoestima y la autoconfianza se trabajan día a día se logra todo lo que uno desea. 🙂
Un abrazo fuerte,
Pilar
Me ha gustado pero creo que estáis equivocadas con la genética. Por supuesto que venimos con ciertas tendencias «de base», pero éstas son tan flexibles y cambiables sobre todo los primeros años de vida que en vez de genética lo correcto es hablar de EPIGENÉTICA, es decir, el «mix» que se produce entre lo que traemos de serie (genes) y el contexto. No nos olvidemos del
Contexto (familia, vivencias, ambiente…..) es tan potente que es capaz de lograr que nuestra carga genética se exprese de una manera u otra; fundamental!
muy bueno
Me ha encantado!!! Espero verte pronto por San Sebastián!!! Bss
Cierto. La genetica nos condiciona la mitad de nuestro estado respecto a la percepción del vaso, la otra mitad, las circunstancias que nos presenta la vida y nuestra actitud frente a ellas. Conseguir ver el vaso medio lleno es cuestion de plantearselo como objetivo. Se puede.
Yo me uno a la comunidad de mujeres que saben que pueden. Porque hay muchas que no lo saben aún. No se lo creen. O no se lo plantean. Y si, somos más que capaces. No sólo en correr, en todo. Gracias Cris, como siempre. Aportando y sumando. Ole ole.