En los últimos 20 años
he tenido la fortuna de trabajar en el universo de la comunicación de la belleza y la moda. Empecé en agencias de relaciones públicas y después salté a las revistas. Desde la redacción de InStyle, el equipo de ELLE y, finalmente, la dirección de Women’s Health, he crecido y aprendido de esta profesión a través de las historias en papel, pero
también he tenido la oportunidad de ver y vivir en primera persona el desarrollo del fenómeno online.
La irrupción de las webs transformó las redacciones y la forma en que cubríamos la información. Más tarde llegaron los blogs y las redes sociales, de Facebook a Twitter pasando por Instagram, etc. Pero independientemente del formato y de cómo hacer llegar la información al lector,
lo que he aprendido en estos años ha sido que si detrás de una revista, una web, un blog o un perfil en redes sociales no hay buenas historias, con el tiempo se desinflan como un globo.
Por eso, el formato (audio, vídeo, texto…) no es tan importante como el qué estamos contando y la intención de lo que queremos transmitir. Para mí, esa es
la clave del éxito: saber contar historias. *Si vas con prisa, vete más abajo para leer mi política de publicidad responsable en tres puntos.
Internet ha revolucionado cómo hacemos llegar el mensaje. Su fácil consumo, la accesibilidad a través de los dispositivos móviles, y su inmediatez han provocado que el medio se haya desarrollado más rápido, a veces, que sus propios formatos (y reglas), tanto desde el punto de vista del contenido como de la publicidad. Y el miedo a no quedarnos atrás nos ha hecho equivocarnos y dar pasos en falso.
Como periodista de belleza recibo muchas de las novedades de cosmética, fitness y nutrición. Las marcas nos consideran un vehículo importante en sus estrategias de comunicación para dar a conocer sus productos a su público objetivo. Así que
mucho de lo que saco en mi blog o en mis redes sociales me ha llegado a través de los departamentos de comunicación de las marcas. Ese es mi material de trabajo. Pero
recibir esos productos no me obliga, en ningún caso, a tener que hacer un post en mi blog o en mis redes sociales. Y si alguien confunde la naturaleza de esta relación, en alguna ocasión he preferido devolver las muestras de producto para evitar confusiones.
Sí, tengo la suerte de que mi profesión me apasione, un trabajo al que he dedicado la mitad de mi vida y, tras muchos años de experiencia,
me he convertido en una voz autorizada en el sector. Por eso, las marcas me hacen llegar sus novedades, porque quieren saber mi opinión, confían en mi criterio y quieren que lo comparta. Por supuesto que también compro cosmética (sobre todo cuando viajo), pero
si solo sacase en mi blog lo que compro, se quedaría fuera una gran parte de los últimos lanzamientos. Primero, porque no hay economía que lo soporte, y segundo, porque terminaría invirtiendo solo en aquellas cosas que me gustan y sé que me van a funcionar.
Aclarada esta parte, creo que el gran problema está en que, con el desarrollo de internet y las redes sociales, han surgido nuevas técnicas publicitarias (como el native advertising o el branded content, por ejemplo) que pueden llegar a confundir al presentar como contenido editorial una información cuya naturaleza real es promocional, sin que el lector sea consciente.
En las revistas, por ejemplo, existe desde hace años el contenido patrocinado, siempre diferenciado bajo la etiqueta de publirreportaje o promoción, algo que de momento no es práctica generalizada en internet, aunque las herramientas ya existen.
No voy a entrar aquí a debatir lo que hace el resto, mi objetivo no es otro que aclarar cuál es mi postura y qué hago desde este blog y, por extensión, desde mi podcast y mis redes sociales. Me considero ante todo una comunicadora y para mí no hay nada más importante que mi credibilidad y la confianza que mis lectores han depositado en mí.
A través de mis redes sociales, de este blog y de mi podcast, he tenido la oportunidad de crear una pequeña comunidad en torno a un mensaje: sentirse bien para verse mejor.
Por eso, creo que es necesario aclarar mi postura, hablar con honestidad del tema y promover desde este espacio una publicidad responsable.
En España, todos los medios, incluido internet, se regulan por la Ley General de la Publicidad y la Ley de la Competencia Desleal. Así que la ley sí existe, no hay un vacío legal. Sin embargo, el problema es que, de momento, no hay ningún organismo que vigile el cumplimiento de esta normativa, a diferencia de lo que sí ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos, donde la Federal Trade Commission, sí sanciona y multa tanto a marcas como a bloggers cuando se saltan la ley. En España se deja todo en manos de unas buenas prácticas, un sistema de autorregulación y, por último, del criterio y la ética del blogger.
Por eso,
defiendo desde aquí una publicidad responsable en internet. Mantener un blog, un podcast semanal y unas redes sociales al día es un trabajo a jornada completa y exige una inversión económica (registro de dominios, diseño de web y mantenimiento, fotos, edición de vídeo, audio, ilustraciones…).
Y si mi contenido es gratuito, de alguna manera hay que financiarlo.
Para mí, el contenido patrocinado no es el problema, pero sí lo es esconder su naturaleza al lector. Por eso,
tanto en mi blog como en mi podcast y en mis redes sociales, todo el contenido que haya sido patrocinado irá marcado como tal para no inducir a error. El lector tiene derecho a saber con claridad si lo que le estoy mostrando es un contenido de naturaleza publicitaria.
Además, en algunos post de este blog
hay links de afiliación. Así que cada vez que compres a través de alguno de esos enlaces, recibiré una pequeña comisión que me ayudará a dar continuidad a este proyecto. Por supuesto, mis recomendaciones seguirán siendo independientes y dejaré claro si en el texto hay links de marketing de afiliación.
Creo que mi mayor valor es mi credibilidad. Pero esto no significa que tenga que renunciar a colaborar con algunas marcas. Ellas pueden ayudarme a financiar mi contenido (gratuito) y generar historias con las que ahora solo puedo soñar porque no cuento con los recursos de un gran medio. Pero SIEMPRE dejando claro si detrás hay una relación comercial.
Esta política de publicidad responsable es aún una versión Beta, así que irá transformándose a medida que se vaya desarrollando el propio universo online. Seguro que en breve habrá que hacer una nueva versión 8.9 y actualizar este post acorde con los nuevos tiempos y el devenir de internet.
Si tienes alguna duda al respecto, puedes enviarme un e-mail a cristina@thebeautymail.es
Para
los que van con prisa, aquí mi política de publicidad responsable
en tres puntos:
-
Sí,
acepto
envíos.
Pero eso no me obliga a hablar de los productos que me han hecho
llegar. Si tienes interés en enviarme tus novedades para que las
pruebe, puedes escribirme a cristina@thebeautymail.es
-
El
contenido patrocinado siempre irá marcado como colaboración
para
evitar confusiones, tanto en este blog como en mi podcast y mis
redes sociales. Por supuesto, solo trabajaré con aquellas marcas
que son afines a mi filosofía y a la de este blog.
-
Si
quieres trabajar conmigo,
puedes escribirme a cristina@thebeautymail.es