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Cambio de look

Un corte de pelo o cambiar el tono de nuestra melena son nuestras mejores armas para transformar completamente nuestro look. Sin embargo, ¿por qué nos cuesta tanto dar el paso? Cuando voy a la peluquería, siempre escucho el mismo comentario: «córtame poco, sólo las puntas, un dedo como mucho». Como si el peluquero, tijera en mano, estuviese a punto de cometer un crimen sobre nuestras cabezas.

La verdad es que yo me atrevo bastante con los  cambios (menos con el flequillo que es sagrado). He llegado a pasar del pelo largo al corto (¡muy corto!) por obra y gracia de la tijera de un estilista, que se creyó Eduardo Manostijeras. Pero, no lloré. Lo juro, porque al fin y al cabo es pelo, que crece hasta un centímetro por mes.

Según un estudio que ha elaborado el peluquero británico Andrew Collinge, por norma general, las mujeres cambiamos de corte hasta unas 104 veces a lo largo de nuestra vida, pero de color tan sólo tres.

¿Quién no ha optado por un nuevo look de pelo tras un cambio radical en su vida? Es la necesidad de reinvención lo que nos lleva a pasar por la tijera o pedir un nuevo tono capilar.

Como en otro post ya os he hablado de los cortes que más favorecen, si queréis un cambio de look, tomad nota de los tonos capilares del momento.

Te sientes rubia

Actualmente, para virar nuestro pelo a rubio lo mejor es apostar por una coloración en degradé, con las puntas más claras que medios y raíces. Es mejor que evites teñir la raíz, porque así no tendrás que ser esclava de los retoques (y te ahorrarás unos cuantos euros). Aclara hasta tres tonos, como mucho, los mechones de alrededor del rostro para darle luz. Y recuerda, si la base de tu pelo es oscura optar por el rubio te costará, además de una fuerte inversión en peluquería, muchos cuidados extra.

Olivia Palermo de rubia, a morena con mechas en tono miel. Si te fijas, no aclara más de tres tonos su color natural. Personalmente, me gusta mucho más  con su melena castaña, con esas estratégicas mechas miel que le dan un extra de luz al rostro.

Pelirroja, como Julianne Moore

Ya os conté en un post anterior que éste es el tono de la temporada, pero el que más cuidados requiere (incluso más que el rubio). Los tonos cobrizos y rojos son los que se apagan más rápido. Y, cuidado ahora que se acerca el verano, porque el sol, el cloro y el salitre del mar, literalmente, abrasan el color y lo transforman en un muy poco favorecer tono pajizo. Tus mejores apuestas: protectores solares específicos para el pelo y champús sin sulfatos que no arrastran el pigmento como las fórmulas convencionales. Ahora, L’Oreál Paris tiene una línea estupenda: Hair Expertise, que no contiene este tipo de activos. Lo mejor es optar por un ligero baño de este tono para que refeleje la luz y el pelo se vea más luminoso. Si tienes el cabello oscuro es una muy buena opción para darle un extra de brillo, porque se funde con tu color natural. Tus tonos must: caoba, castaños y tonos chocolate, que complementen la carnación natural de tu piel.

Consejos maestros

1. Elige un tono que tengas que retocar como mucho cada seis semanas o tu pelo sufrirá en exceso.

2. Es mejor escoger un color que se aproxime al color natural de tu cabello. Así te aseguras de que complemente tu tono de piel y tus ojos.

3. Invierte en un buen champú y un acondicionador para color para mantener el tono entre visita y visita a la peluquería.

El universal

El tono que todo el mundo puede llevar es el oscuro, pero el truco está en conseguir una coloración con matices y que el color no quede compacto, como un bloque, a no ser que quieras parecerte a Morticia de la Familia Addams. El rollo gótico is over, very over!

El efecto Alexa Chung. Su color ombré o tye-dye es uno de los más copiados. Raíces más oscuras y el color concentrado en medios y, sobre todo en las puntas. Para que no quede muy marcado, no deberíamos aclarar más de dos tonos.

¿Qué hago yo? Por suerte aún no me tiño el pelo (aunque poco me queda porque las canas empiezan a reclamar su protagonismo). Cada seis meses, me hago unas suaves mechas que me dibujan sobre el cabello con un peine. El efecto es súper natural, como si me hubiese dado el sol y el cabello de forma natural se hubiese aclarado. Por cierto, ¡me toca retoque!

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