Últimamente siempre empiezo los post pidiendo disculpas. Pero qué le vamos a hacer, no queda otra, porque este llega con retraso (de nuevo). Llevo una semana intentando encontrar el hueco y por fin, hoy, cuando ya he cerrado los dos números de Women’s Health (España y Portugal) tengo un ratito para ponerme a charlar con vosotras. Y de fondo, la lluvia, la misma que casi nos deja sin correr la Rock & Roll Meia maratona de Lisboa hace una semana.
Porque os voy a decir una cosa. Esta ciudad es muy guapa y muy bohemia, pero yo nunca he visto llover así (y soy de Asturias). Parece que se dejan abierto el grifo 24 horas non-stop.
Pues el domingo 18 de octubre no paraba de llover y con un viento horrible, pero yo estaba tan agotada que ya ni me importaba. Como me decía Clara: «lo menos estresante de tu semana será correr 21 kilómetros». Y no le faltaba razón.
Antes de un medio maratón hice lo que no se debe hace nunca: no comer bien, no dormir lo suficiente y llegar fibrilando y derrapando a la meta, pero no hubo otra. Los días previos estuvieron aquí mis amigos de La Caña Brothers grabando un reportaje conmigo, que podréis ver en breve en Canal Plus (Valencia Ciudad del Running), tres días con las cámaras a cuestas siguiendo mi vida en Lisboa, además, también tenía algunas entrevistas cerradas para la promoción del libro Mulheres que correm en Portugal a lo que se une el trabajo, etc. Sí, toda esa otra vida (real) que tenemos más allá de la pantalla del móvil. Conclusión: falta de descanso que terminé pagando.
El plan era de lo más apetecible y fue mi energía para sacar los entrenamientos en verano. Yo ya había quedado con Clara y Laura para correr esta media y justo Adidas organizaba un viaje de prensa para que algunas bloggers españolas pudiesen correr la prueba, entre ellas Alma Obregón, Isabel del Barrio y Mariam Hernández, con quienes ya había participado en otras pruebas, pero esta era si cabe más especial porque le daríamos cera a las zapas en mi casa. Un #Boostazo que diría Clara.
Como siempre, las carreras en Portugal un diez a nivel organizativo. Una vez más la salida sobre un puente, pero esta vez el de Vasco de Gama. Nos enfrentábamos a un recorrido urbano, con algún desnivel y con adoquines portugueses (Clara los recordará toda su vida). Y tuvimos suerte, porque no llovió y el viento nos dio una tregua durante 21 kilómetros, pero a mí me costó un montón llegar a la meta. Una vez más, decidimos ir las tres juntas (Clara, Laura y yo) al mismo ritmo, pero les tocó tirar de mí. No había llegado al kilómetro cinco y ya me puse la música (algo que no hago nunca en carrera), porque necesitaba evadirme y dejar de pensar en lo cansada que estaba y en todo lo que me quedaba por delante. Le di a mi Playlist de la Meia Maratona de Lisboa (en Spotify soy Cmitre) y a sumar kilómetros. Mis piernas iban perfectas y mi pulso un poco elevado, pero creo que más por estrés que por falta de entrenamiento (aunque no hice el volumen que tenía marcado). Y tiré y tiré, al compás de Clara y de Laura, deseando llegar a la meta.
Clara y Laura iban genial, pero yo sufría, en silencio, porque no abrí la boca (y eso es raro) en 21 kilómetros. Y cuando solo quedaban 200 metros para la meta dije en alto: «No puedo más».
«Claro que puedes», me contestó, Clara. Y a los tres segundos, aún no sé cómo, en pleno acelerón para coronar la meta, ella pierde el equilibrio y se cae dándose de bruces contra el suelo. Y no pude reaccionar para cogerla al vuelo, pero logró levantarse (me duele todo al recordar el porrazo) y, con la ayuda de Laura, logramos cruzar la meta las tres juntas. Y justo al rebasar la línea de llegada Laura pisa mal y se hace daño también en un pie. Así que terminamos las tres en la enfermería: ellas dos con hielo en sus maltrechos pies y yo sin dar crédito buscándoles agua. ¿Si la que iba mal era yo?, pensaba. Pero llegamos y lo hicimos juntas.
Aquí os dejo algunas de las increíbles fotos que nos hizo ese día Sebas Romero. Gracias a Lara, Delia y Belén por este gran plan. Sé que tengo una deuda pendiente con la Behobia. Quién sabe, quizá el año que viene vuelva.
Estuvimos una hora en el puente antes de la salida. Así que fiesta de selfies.
¿Quién dijo miedo?
Salimos juntas y llegamos juntas.
Una de saltito que había tiempo.
Marian y Laura calentando.
A tope de power antes de tomar la salida.
Menudo cuadro. Pero os tengo que contar una anécdota. Cuando estábamos esperando a que a Clara le viese el médico, le fui a apagar el crono y me dice: «No te preocupes Cris, ya le había dado al lap». Actitud Mujeres que corren: el crono se para sea como sea, que para algo nos hemos levantado a las siete de la mañana.
Y tras cruzar la meta. Sudadas, agotada (en mi caso), pero felices. Meninas, ¿cuándo repetimos?
Da gusto ver el buen rollo que transmitís Clara y tu. Espero que el porrazo de Clara se haya quedado en nada.
Besos.