Decálogo beauty para treintañeras

Mi madre, a quien admiro infinito por criar a tres hijos mientras se dejaba la piel y el alma haciendo tratamientos de belleza, siempre ha tenido tres máximas, que de tanto repetírnoslas a mi hermana María y a mí se nos han quedado grabadas a sangre y fuego. Esto le va a encantar a Como no ser una dramamamá. Por favor, echad un vistazo a su blog, porque no podréis parar de reír. Además, el 3 de mayo publica libro donde recoge todos los post.

1. «Siempre limpina y fresquina» Aplicable a cualquier aspecto de tu vida: desde la piel, hasta al novio.

2. «Tú independiente. Siempre con tu dinerín y tu trabajo».

3. Hija, hasta los 30 tienes tiempo. La máxima que precisamente inspira el post de hoy. Para mi madre, hasta los 30 podías hacer todo lo que te diese la gana: tirarte en parapente, cambiar de trabajo, de ciudad, de casa, de novio, etc. Eso sí, parecía que a partir de esa edad, se acababa el mundo. Así que soplé las velas de mi 30 cumpleaños pensando que aquello era el ocaso, el fin del mundo, un no retorno. Y ha sido todo lo contrario.

¿Te acuerdas de la serie de televisión Treinta y tantos (1987)? Ya os dije que de pequeña era teleidiota. Si hasta vi la retransmisión de la boda de Sarah Ferguson mientras comía regalices rojos. ¡Y me acuerdo!

Para mí, los 30 (a punto estoy de cumplir 35) han sido la década prodigiosa. Cuando mejor me he sentido y el momento en el que todo, por fin, empezó a encajar. No cumplí el consejo de mi madre porque:

a. Me casé con 31

b. Me compré mi primera casa con 32

c.  Y, por último, di el mayor salto profesional de mi carrera con 33.

Tengo que confesar que a partir de los 35 ya empiezan a sonar las alarmas del tan temido proceso de envejecimiento. Son leves, pero ahí están. Por ejemplo, el tono y el brillo de la piel ya no son los mismos y algunas arrugas comienzan a hacerse visibles (alrededor de la boca, frente, contorno de ojos..). Personalmente, lo que peor llevo son las canas. Han empezado a hacerse visibles y me mata pensar que seré esclava del tinte.

¿Cuál es el decálogo beauty para treintañeras?

1. Dejar de fumar Es lo mejor que puedes hacer por tu piel y por tu salud. El tabaco es la causa principal de que el rostro se llene de arrugas. También, de su falta de tono y luminosidad porque a las células no les llega el suficiente oxígeno. Además, hay otras enfermedades asociadas con el tabaco, como el cáncer de piel y la psoriasis. Sé que hay muchas mujeres que no se deciden a dejar de fumar porque tienen miedo a coger kilos. La ansiedad, que produce dejar el cigarrillo, se puede superar cambiando de hábitos y haciendo deporte. Segregarás tantas endorfinas (las conocidas como hormonas de la felicidad) que te engancharás a la zapatilla y no al tabaco. Haz la prueba. Palabra de ex fumadora.

2. Limpiar la piel a conciencia Ya os hablé en un post anterior de lo fundamental que es este paso. Junto con el punto tres, es quizá el más importante. Para no saltarse la limpieza lo mejor es escoger la textura (crema, aceite, leche…) que más te guste. Si te limpias por la noche, no hace falta que repitas el gesto por la mañana.

3. Usar protección solar Parezco la abanderada del SPF, pero es un básico de uso diario, como la ropa interior,  ¿o se te ocurriría salir de casa sin bragas? Bueno, seguro que hay alguna que lo hace… ¡Quizá no sea el mejor ejemplo! Bromas aparte, las cremas solares son ahora súper ligeras. Entre mis favoritas el Ultra Light Daily de Kiehl’s y Anthelios de La Roche-Posay. Las aplico a  diario después de la hidratante. Elige fórmulas que contengan como mínimo SPF 15 y de amplio espectro. Es decir, que protejan de los UVB (los que queman) y los UVA (los que causan las arrugas y el cáncer de piel).

4. Dentadura diez Olvídate del bótox y las infiltraciones, si quires quitarte años de encima mima tus dientes. Los blanqueamientos dentales son mágicos porque rejuvenecen al instante. Acude a un profesional, como la Clínica Rosales (yo me lo hice allí). El Dr.Morillo es uno de los expertos más reconocidos de España. Es importante que primero te examinen las encías para ver que están en buen estado y, además, el blanquemaineto debe ser progresivo. Se hace en varias sesiones en consulta con seguimiento en casa. Cuidado con los tratamientos con láser porque deshidratan el diente. Si os interesa el tema os haré un post de salud bucodental. Ahora, además, estoy con Invisalign, la ortodoncia invisiblE, que me ha puesto el Dr Canut, un maestro en ortodoncia.

5. Haz deporte No te tienes que volverte la reina del gimnasio. Sé realista y fíjate un par de días en los que puedas hacer algo de ejercicio aeróbico (correr, caminar, jugar al golf, andar en bici). Como mínimo 45 minutos para que pongas en marcha tu metabolismo y quemes grasas.

6. Para la tripa una faja Muchas de mis amigas que han sido madres, se quejan de sus barrigas. No habrá tabla de abdominales que termine con ella. Los abominales fortalecen los músculos pero no queman la grasa. Tu arma: ejercicio aeróbico combinado con dieta sana. Además, muchas veces la tripa (si has tenido varios hijos es posible que lo sufras) parece descolgarse, porque los músculos están laxos. No te obsesiones con ponerla en su sitio. Recurre a una faja. Las de Spanx (en El Corte Inglés) son maravillosas. No parecen de abuela, son efectivas y muy discretas. Yo tengo la versión en medias tupida, que recogen la tripa, el culete y, además, moldean los muslos. Una compra diez.

7. La exfoliación: tu gran amiga Si no tienes un exfoliante de rostro a qué esperas. A medida que nos hacemos mayores, la renovación celular se ralentiza así que nada como echarle una manita a tu piel. Mejoras su textura, la luminosidad y, además, ayudas a que el tratamiento posterior penetre mejor.

8. El retinol: ese ingrediente mágico. Aunque ahora se habla mucho de las células madre, yo apuesto por activos como el retinol (vitamina A) porque todos los dermatólogos están de acuerdo en que es uno de los activos antiedad más potentes. Como explica el Dr Ruiz de la Clínica Dermatológica Internacional, «la fórmula antiedad ideal es la combinación de  una crema de protección solar y un antioxidante tipo vitamina C por la mañana, y por la noche alternar derivados de la vitamina A (acido retinoico, retinol) con acido glicólico».

9. Hazlo por ti Yo me cuido porque montarme el spa en el baño de casa me hace sentir bien. No lo hago por nadie, sino por mí misma. Porque ser egoístas de vez en cuando es maravilloso. Dedica diez minutos al día a mimarte (¡no es tanto!). A darte con cariño una crema de cuerpo, la la cara o un masaje exprés con un aceite sedoso.

10. ¡Sonríe! Porque las personas positivas y alegres son más guapas y llaman más la atención.

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