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La cicatriz que cambió mi cuerpo para siempre

Veo poco probable que algún día salga en mi Instagram enseñando sixpack. Aunque mi tripa ya la ha presentado a la blogesfera en más de una ocasión. Mi filtro favorito se llama #alnaturalcomolosberberechos pero es cierto que, también, subo muchas fotos posando, en las que voy maquillada y, sobre todo, muy bien iluminada porque, ¿a quién no le gusta verse guapa? Yo me veo bien con y sin filtro, porque la primera que da al «me gusto» soy yo. Y esto no es fruto de tener el egómetro disparado, pero correr me ha enseñado a valorar mi cuerpo por lo que es capaz de hacer.

No, nunca tendré un sixpack, porque personalmente no me compensa el esfuerzo para llegar a él. Tengo lo que yo llamo un abdomen #atopedepower, curtido en varias batallas (dos operaciones por laparoscopia y una cirugía abdominal), que me ayuda a atravesar muchos arcos de meta (incluidos los retos del día a día). Pese a que estéticamente no es perfecto, tiene todas las prestaciones de un modelo de alta gama y funciona con una precisión que impresionaría a cualquier médico (no os preocupéis, no me voy a poner escatológica). Tengo una cicatriz de 20 centímetros que serpentea por mi tripa, desde lo alto del ombligo hasta llegar a la zona del pubis, pero he tenido la suerte de cicatrizar bien (en todos los sentidos), porque no he formado mucho queloide (cuando la cicatriz es gruesa y fea, para que me entiendas). Utilicé litros de aceite de rosa mosqueta y, siguiendo la recomendación de mi cirujano, aposté durante varios meses por un tratamiento con radiofrecuencia (Indiba), que me ayudó a cicatrizar.  No me vio el sol durante un año, pero pese a todos los cuidados, sí desarrollé algunas adherencias abdominales internas, que me causaron algunos pequeños problemas.

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Lo cierto es que la cicatriz cambió mi cuerpo para siempre, aunque ya ni la veo y tampoco recuerdo cómo era mi tripa antes de la operación. A día de hoy, hacer algunas posturas de yoga, como el puente, o estirar me siguen costando, porque me tira un poco la piel. Por lo demás, nunca he renunciado a ponerme un biquini, pese a que mi estómago nunca será plano y el ombligo tiene cierto punto cubista. Tengo una tripa de la que no pienso avergonzarme y que trabajo duro para que me sostenga mientras corro.

Me encanta comprobar a diario, y sobre todo gracias a Instagram, que la actividad física es un valor en alza, pero espero que esta fiebre fit no nos haga perder el foco. Nunca antes se había hablado tanto de empoderamiento femenino a través del deporte, pero no caigamos en la misma vieja trampa de siempre. Parece que la única meta para calzarse unas zapatillas es lograr una foto del antes y el después, cuando el deporte nos brinda una oportunidad increíble para ser nosotras, para disfrutar libremente de nuestro cuerpo  y dejar de juzgarnos (y ser juzgadas), una vez más, por nuestro aspecto físico. Pero esto no significa, ni mucho menos, que deba renunciar a hacerme la manicura o plancharme el pelo para correr una maratón, como hago habitualmente, porque no tengo que dejar de ser yo para hacer lo que me gusta (aunque vaya sudada y en mallas). Correr en falda y con máscara de pestañas no me hace menos feminista y tampoco peor corredora, porque no es esto lo que me define ni como mujer, ni como deportista. Correr me ha enseñado que mi cuerpo es una herramienta de disfrute y no un fin en sí mismo. Corro porque me gusta mi cuerpo y me parece increíble comprobar lo lejos que puede llevarme. Ojalá la diversidad fuese un valor en alza en las redes sociales. Por eso hoy, os invito a reflexionar, a que no tengáis miedo (ni mucho menos vergüenza) a mostraros como realmente sois. Sí, hasta con cicatrices que cuentas historias. #cambiemoslaconversación.

Aprovecho para dejaros aquí mi charla TEDx, titulada Mujeres que corren Cinco cosas que aprendí corriendo y en la que hablo precisamente de esto.

 

Foto: Aitor Audicana y Sebas Romero.

 

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10 comentarios
  • Que bien que me ha venido escuchar tu video hoy! Lo mio es caminar (Power Walk) y tienes razon, esa es nuestra manera de hacer mindfulness, y reconozco que es el tiempo para mimarme a mi misma… GRACIAS Cris!!!

  • Enhorabuena Cristina!
    Soy nueva por tu blog; no soy corredora, lo intenté pero no es lo mio jejeje como dices, metros kilométricos y minutos interminables.
    Tu charla me parece inspiradora, no solo para correr, para todas las facetas de la vida. Creo que son lecciones que llevamos todos en nuestro interior desde algún punto de nuestra infancia pero que necesitamos a alguien, en este caso tú ;), que los haga resurgir para darnos cuenta de lo que somos capaces.
    Gracias por abrir mi cajón desastre 🙂

  • Emocionada por tu post. Yo no tengo cicatrices, pero cuando veo a una mujer (o un hombre) con una, sólo pienso que son valientes luchadoras que han superado lo que haya sido, que la vida a veces es complicada pero que los límites nos los ponemos nosotros mismos. Y que nunca, jamás, debemos avergonzarnos de una cicatriz.
    Seamos más valientes y cambiemos la conversación.

  • hola Cristina! me encanta leer post de gente «normal» con cuerpos normales, con vida normal, que le cuesta hacer las cosas como mortales que somos. Las redes sociales son buenas e interesantes pero creo que están sobrevaloradas y a veces te hacen perder el norte creyendo que tu meta personal es alcanzar el cuerpo de otra persona, o tener que entrenar lo que otra persona. Quizás haya personas que tengan una misma meta pero el camino para llegar es diferente

  • Me ha encantado todo lo que has expresado, eres un verdadero ejemplo a seguir, tanto como profesional como mujer. El deporte nos enseña ha mejorarnos día a día y, como no, a retarnos, porque hay que acabar con los mitos de mujer perfecta, porque tod@s no lo somos, pero una cosa clara debemos tener muy en cuenta, debemos conseguir nuestra mejor versión, porque sólo vivimos una vez. Mil gracias Cristina por compartir cada una de tus historias y vivencias. Besos;)

  • Cris! Gracias una vez mas por ser mi fuente de inspiracion. Nos calzamos las zapas el mismo mes pero con dos años de diferencia. Recuerdo que fue gracias a the beauty mail por lo que me decidi a poner un pie delante del otro como tu dices. Este año corro mi primera media maraton y todo ha sido gracias a aprender a quererme a golpe de zapatilla, porque he aprendido que yo soy capaz de todo lo que me proponga.
    Enhorabuena por tu charla TED. Me ha emocionado.
    ¡Sigue asi!

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Cristina Mitre