El domingo por la tarde después de comer es el momento perfecto para la mini siesta en el sofá, con la manta hasta las cejas, mientras en la tele a lo lejos oyes el rumor de alguna peli mala que te sirve como sintonía de fondo para quedarte dormida.
Pues ese era mi súper plan este pasado domingo y, al final, me quedé sin siesta, porque me enganché a un documental titulado Fed Up, de Katie Couric y Laurie David (ganadora de un Oscar por el documental Una verdad incómoda). Me impresionó tanto que hasta saqué el cuaderno para tomar notas y hoy quiero compartirlo con vosotros, porque me parece que da la respuesta a la pregunta: ¿por qué estamos cada vez más gordos?
Podéis ver el trailer aquí.
¿El punto de partida? De 1980 a 2000, en Estados Unidos la obesidad se ha multiplicado por dos, al igual que el número de personas que se apuntan a los gimnasios. Parece contradictorio, ¿verdad?
Conclusión: la hipótesis “come menos y haz más ejercicio” no funciona y es ahí donde profundiza este documental, que hace una radiografía muy real de la situación: la diabetes tipo 2 es ya una pandemia mundial. Y no pensemos que es un problema aislado de Estados Unidos. Basta con este dato: España es el país con mayor prevalencia de obesidad infantil en toda Europa y con un crecimiento mucho más rápido que el de EEUU en los últimos veinte años. La tasa de obesidad infantil ha pasado del 30% al 65%.
El somos los que comemos nunca ha sido más cierto: somos pura grasa, puro azúcar. Pero, ¿quién tiene la culpa? ¿Nosotros porque comemos mal y somos unos vagos sedentarios? No. Como aseguran en el documental, la industria alimentaria es la culpable de que nuestro perímetro abdominal no pare de crecer, y lo que es más grave, de que seamos una sociedad enferma. En 1980, en Estados Unidos no había ningún caso de diabetes tipo 2 entre adolescentes. En 2010, hay casi 60.000 y las cifras siguen subiendo de forma alarmante. De hecho, las próximas generaciones vivirán hasta cinco años menos que nosotros. Y la culpa, según explican en Fed Up, la tiene el azúcar.
En anteriores post, os he hablado de la importancia de leer las etiquetas de los alimentos, porque es vital para detectar que no nos den gato por liebre. Como muchos de vosotros, en mi adolescencia viví el boom de los productos bajos en grasas, de la cultura de lo Light y del contar calorías y hoy sigue siendo una tendencia que nos persigue. Hemos crecido temiendo a la grasas, cuando el problema real está en el azúcar.
¿Por qué huyo de la palabra light? Porque tiene menos grasa, pero seguro que más azúcar. Si le quitas la grasa a un alimento pierde todo su sabor, es insípido y no hay quien se lo coma. Entonces, ¿qué ha hecho la industria alimentaria? Poner más azúcar.
Por eso, la mayoría de las veces es mejor tomar la versión “normal”, que la light, porque seguro que tiene más azúcar. ¿La cantidad justa? 6 gramos por porción.
Cuando pensamos en azúcar, nos viene a la mente el paquete de azúcar blanco de mesa y nos creemos a salvo, porque entre otras cosas no le echamos azúcar al café. Pero lo cierto es que consumimos más azúcar del que creemos, porque viene enmascarado en la mayoría de los alimentos. Sí, incluso los salados. Haz la prueba leyendo una etiqueta. Todos los ingredientes terminados en “osa” (como glucosa, sacarosa, fructosa, dextrosa…) son azúcar, así como la miel de caña, el sirope, el jarabe de maíz… Sospechosos habituales que puedes encontrar en productos como las salsas, embutidos, etc.
Como aseguran en el documental, en los supermercados de Estados Unidos hay más de 600.000 referencias de alimentos y el 80% de ellos contiene azúcar. Además, según prueban distintos estudios: el azúcar es más adictivo incluso que la cocaína. Aquí os dejo un post de Sascha Fitness que explica muy bien por qué el azúcar es un venero disfrazado.
No busco ser alarmista, pero creo que los que lleváis tiempo leyéndome sabéis que tengo una cruzada a favor de la vida activa y también porque comamos de forma consciente. El problema de fondo no está en lo que pesamos sino en lo que comemos.
Puedes estar delgado y tener una composición corporal tan tóxica como la de un obeso. Por eso, huyo de la báscula y prefiero “la prueba del vaquero”, porque sólo me interesa mantener a raya mi grasa y aumentar mi masa muscular (os lo expliqué aquí) y tampoco cuento calorías. Me gusta hablar de nutrición, no de dietas. Para mí comer sano, es comer bien, lo que significa poner el foco no sólo en los beneficios nutricionales de un alimento, también en el placer que produce la comida. Por eso, he compartido aquí recetas de mi amiga Su de Webos Fritos, porque prefiero hacerme un bizcocho casero que ir al supermercado y comprar uno industrial (lleno de grasas y azúcar refinado). Como dice el escritor Michael Pollan: “cocina comida de verdad”.
Estos son algunos de los trucos que yo utilizo para seguir esta máxima.
Planifica tus comidas para que cuando llegues a casa la nevera no haga eco. Esto, además, te ayuda a hacer la compra y a no terminar llenando el carro siempre con lo mismo.
Cuando hagas la compra evita el “esto para los niños”. Primero, porque deberían comer lo mismo que tú y, además, si en casa tienes patatitas, bollos y magdalenas será imposible que no caigas en la tentación.
Cocina al vapor (es una de las formas más saludables). En este post os conté cuál era mi último descubrimiento: la vaporera de bambú. En menos de quince minutos y sin manchar, verduras, carne y pescado listos. Recuerda que la cocción contribuye a la pérdida de vitaminas, de hecho, varias de las hidrosolubles son destruidas por el calor. Por eso, evita hervirlas con mucho agua ya que disuelve las vitaminas.
Bebe agua Ten siempre a mano una botella y si tiene un indicador de cantidad mejor para que así puedes ver cuánto has bebido al cabo del día. Recuerda que al menos dos litros (unos ocho vasos de agua). Podemos sobrevivir varias semanas sin comer, pero apenas unos días sin beber. El cuerpo no retiene el agua, por ello es necesario reponerla.
No tengas miedo a los carbohidratos e inclúyelos en tu dieta. ¿Los mejores? Lo complejos, como pasta y arroz integrales, la quinoa, el bulgur, el trigo sarraceno…
Di sí al pan, pero al de verdad Ojo con los cereales refinados (aquellos que han perdido la cáscara, el salvado y el germen utilizándose solo el endospermo) como la harina blanca. Recuerda que el 90% del contenido nutricional del cereal se concentra en el germen y el salvado. Por eso, elige pan hecho con harina integral, pero de nuevo lee la etiqueta porque hay mucho pan blanco disfrazado de integral. Escoge el que tenga como ingrendiente principal harina integral, porque los cereales integrales tienen pocas grasas saturadas y contienen muchas vitaminas minerales y antioxidantes.
Lee «Saber comer: 64 reglas básicas para a prender a comer bien» de Michael Pollan. Trucos súper útiles, en un lenguaje muy sencillo y que no olvidarás. Os hice un resumen aquí.
Da sabor Casi no uso sal en las comidas y mucho menos nata o mantequilla. Las hierbas provenzales, la pimienta, etc dan mucho sabor. Sé creativa y experimenta.
Cocina con frutos secos y semillas Las personas que consumen con frecuencia frutos secos (cómpralos al natural, sin sal, etc) tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculars y diabetes, porque estos son ricos en arginina, un aminoácido que aumenta el óxido nítrico, que al relajar los vasos sanguíneos, disminuye la formación de coágulos. Por ejemplo, yo los utilizo en ensaladas, acompañando a un cuscus o para merendar (12 almendras más una manzana). Ahora, es época de castañas que tienen menos grasas que la mayoría de los frutos ecos (entre un 20 y un 30 % menos) y, además, son fuente de fibra, folacina y vitaminas. ¡Pruébalas!
Y para todo lo demás, ya sabes, #comesano #comelimpio
Muchas gracias por compartir el video, yo llevo un año en donde he reducido el consumo de azúcar y más ahora que a mi madre le diagnosticaron diabetes tipo 2. No es solo hacer ejercicio, es también saber alimentarnos, justo en eso es donde nos equivocamos.
Te leo desde los post con Su de WebosFritos, e intento hacer toda la comida casera que mi trabajo y mis 3 hijos pequeños me permiten, siendo ellos mi principal motor para hacerla.
Ayer, justamente, fuí a comprar ropa para ellos y me sorprendió ver dentro de cada una de las secciones de ropa infantil (ordenada por edades), unos percheros con ropa «size +», la misma talla pero más ancha….. como decía la publicidad «para niños más grandes».
Me dió muchísimo que pensar y hoy te leo este post, y no puedo estar mas de acuerdo.
Tenemos que alimentar a nuestros hijos, como lo hacían nuestras abuelas ( y no hace tanto de eso).
No puedo estar más de acuerdo con tu post. Como diabética tipo 1 me paso la vida diciendo a todo el mundo que lea las etiquetas de la comida, porque hay mucha gente que vive en la más absoluta ignorancia, es muy difícil encontrar productos elaborados que estén completamente libres de azúcares….toooooooodo lleva dextrosa. Muchas veces me he planteado si realmente el problema de la obesidad está ligado directamente con la industria alimentaria y nuestra ignorancia y por lo que apuntas en tu post, parece que la relación es bastante estrecha. Por supuesto que voy a ver el documental que tiene muy buena pinta. Que gusto da siempre leerte paisana!
cierto, mucho hablar de dietas, de pesar alimentos, pero parece que de lo que cuesta hablar es de comer bien, comer de todo y evitar todo producto industrializado. Lees las etiquetas de cualquier cosa, y hasta a cosas inverosimiles le añaden azucar. Lo del pan me mata, porque el pan es harina, agua, levadura y sal…. pero lee los componentes de cualquier pan que no sea casero… azucar,el embutido.. azucar, salsas.. azucar…….. A veces es muy dificil comer bien, la industria alimentaria se pone en tu contra, y falta tiempo para cocinar y hacer la compra con cabeza, hacer tu propio pan, pasta, bizcochos, tus propios guisos en el dia y no ser recalentados. Lo que me alucina es la facilidad con qeu muchos padres dan mil historias de azucar a sus hijos,y luego se sorprenden que no quieran comer frutas y verduras.
Y bueno no es solo culpable la industria alimentaria, nosotros también lo somos, por no prestar atención a nuestra alimentación y la de los nuestros.
Hola cris te sigo un tiempo. Ese post me parece interesante. Has leido el libro alimentacion para deportistas dice algo parecido que no debemos tener miedo de protiena y grasa que es lo que nuestro cuerpo utiliza. Yo llevo esa dieta mas de 2 meses y baje 6 kg ya y lo mas importante cada vez mejor entrenando y mejorando tiempo. Tambien una pag que se llama http://www.fitnessrevolucionario.com eran para mi gran descubrimiento. Para mi lo que me de verdad ayudo en tener cuerpo 10 jaja
Encantada con este post, Cris. la verdad es que desde jovencita, me he pasado la vida contando calorias y haciendo dietas. Por fin, a mis 43 años recien cumplidos he entendido que lo que realmente importa es estar sano. Ya hace un par de años que dejé de fumar, empecé a correr y como super sano. Y con 43, aunque peso mas, estoy mejor que a los 18. no me cambio por nada del mundo. Mil gracias, Cris, porque tu tambien has formado parte de este cambio.
Gracias Cristina por tu esfuerzo constante por la difusión de estas informaciones tan útiles. !Eres una gran profesional! Yo, desde luego, son textos que procuro compartirlos en mis redes sociales… La prevención siempre es clave, pero la información también Saludos. Un abrazo. !
Muy interesante!!, gracias por compartirlo. Un beso grande guapa!!
Me parece muy interesante este post, sobre todo porque hasta hace nada yo era de las de lo ‘light’, hasta que leí tu libro. Poco a poco voy comiendo mejor aunque cuando comes mucho y te gusta todo es muy díficil, un beso Cris!
Anoche vi «Dallas Bayers Club» y al margen de las brillantes interpretaciones, lo que mas me llamó la antención es como toma conciencia de la importancia de una alimentación saludable, como lee todas las etiquetas de los productos…es un tema que se trata de lejos pero que es muy importante. Hay que alimentarse de manera saludable, alimentos reales y que fortalezcan nuestro sistema inmunológico por lo que pueda pasar y sin que sea demasiado tarde.
Cris, el post es súper interesante, se lo he pasado a todos mis contactos interesados!
Creo que la clave está en pasar algo más de tiempo en la cocina, cocinar con mimo e intentar que todo sea casero.
Hay pequeños gestos como no comprar nada de bollería, salsas e intentar que todo sea lo más natural posible.
Desde luego es una tarea dura, pero con todo el deporte que ya estamos haciendo, merece tanto la pena!!! Que tantas horas en el gimnasio y a golpe de zapatilla no se vayan al traste!
Muy interesante tu artículo Cris. Miraré el documental y me fijaré mucho mas en las etiquetas! !! El corre corre diario a veces nos hace comer de cualquier manera. Planificación. Un abrazo