Mi madre en los años 70
Hace apenas una semana que cumplió los 65 y hoy, por fin, mi madre se jubila. Y digo por fin, porque nos ha costado mucho convencerla de que ya había llegado la hora de empezar una nueva etapa, a sus recién estrenados sesenta y cinco, en su mejor momento. Pero cuando disfrutas tanto con lo que haces, le pones tanto amor, y eres independiente, imagino que no es fácil. Mi Sagrarín, la responsable de que todas nos vayamos a la cama #limpinasyfresquinas, comenzó a trabajar a los 14 años, no se había ni deshecho las trenzas cuando empezó a abrir la puerta y hacer los recados en un salón de belleza en Gijón. Seguro que si pudiese contar los pelos que ha quitado depilando tendríamos para cubrir todo el césped del Bernabéu y con todas sus míticas mascarillas de colágeno rellenaríamos los depósitos de varias gasolineras. Aunque si se pudiese medir con cuánto amor ha quitado esos mismos pelos, puesto mascarillas, limpiado poros, arreglado cejas, masajeado manos, narices y lóbulos de orejas, no habría ni estadio, ni tanque, ni unidad métrica que pudiese cuantificarlo.
Hoy, sin ser ella consciente, ha acuñado un hashtag y es trending topic en este blog y mis redes sociales y si tuviese que explicarle qué es eso de ser TT le diría que es ser guay en Internet y seguro que me entendería, porque ella tiene la inteligencia de la experiencia y la perspicacia que sólo te dan los años. Y es curioso que mi madre, quien nunca supo cómo funcionaba el mando del vídeo, ahora, se mueve con el “dedín”, como ella dice, por la pantalla del iPad como si fuese una auténtica geek. Y, ojo, que ha descubierto las videoconferencias.
Ahora que, por fin, tendrá más tiempo, dejará de ir siempre con prisas, de correr de aquí para allá con cuarenta bolsas en cada mano y podrá descubrir, entre otras muchas cosas, ese mundo increíble que se esconde más allá de esta pantalla y de las puertas del Instituto de belleza Aranda. Pero sobre toda las cosas comprobará que otra vida es posible. Y sé que le da mucho miedo verse con 24 horas por delante para poder hacer lo que le venga en gana. Y lo entiendo. Para mí sería un sueño, pero para alguien que ha pasado toda su vida pendiente de los demás, sin aficiones propias, sin ir a tomarse un café con una amiga porque de dónde iba a sacar el tiempo, no es fácil reencontrarse consigo misma.
Es el momento de echar la vista atrás y colgarse la medalla por todo lo logrado, pero sin ser presa de la nostalgia. Hay que recordar para valorar y sentirse orgullosa (y mucho) del camino recorrido.
Mi tía Esther
Mi madre y mi tía Esther (la Teté) son lo que, ahora, llamamos un par de entrepeneurs de la belleza. Ellas, las Aranda (como las conoce medio Gijón), una rubia y otra morena, sin formación universitaria, ni respaldo económico, crearon a base de mucho esfuerzo, trabajo, y una intuición infinita, un negocio, que con más de 40 años de historia, continúa con las puertas abiertas (ahora con mi tía Susana a los mandos). Y todo esto mientras criaban a sus hijos (mi madre tres, mi tía dos) y se echaban a las espaldas todas las responsabilidades familiares, porque ellas no sabían qué era eso de la conciliación (y la mayoría de nosotras, no nos engañemos, tampoco). Así que amigas, la próxima vez que os sintáis culpables por ser madres trabajadoras pensadlo dos veces. La que escribe este blog no tiene ningún trauma infantil, pese a que mi madre nunca pudo llevarme al parque, al cole, a la parada o recogerme del autobús, pero ya se encargaba ella de explicarme la razón de sus ausencias y compensarlo sin necesidad de recurrir a libros de crianza ni súper nannies al rescate.
Las hermanas en acción a lo «Cuéntame».
Y, la verdad, creo que este dúo dinámico lo ha hecho de lujo, aunque imagino que han pagado un peaje muy alto por ser independientes y demostrarle al mundo que ellas solas podían. Y lo han hecho a lo Sinatra, a su manera, en lo bueno y en lo malo. Desde aquí sólo puedo admirar su valentía, sentirme orgullosa de mis raíces y dejar su historia por escrito. Porque trabajar con tu hermana durante más de 40 años (y no desfallecer en el intento) no es de medalla de oro sino de “ diez sobre diez y matrícula de honor”, como tanto le gusta decir a mi madre (mami, esto también es de hashtag).
Aquí mi aplauso, mi reverencia y mi pequeño homenaje 2.0 a las mujeres de mi vida. A mí me quedan mucho años de juntar letritas, pero espero llegar a los 65 haciendo lo que tanto me gusta con la misma intensidad, pasión y energía que mi madre.
¡Ole por ti mamá! Te quiero.
Cris
Si es que eres GRANDE Mitre!!!! Un aplauso para esa mamá que dio el ejemplo perfecto a sus hijos! Me emociono por vos!!! Muy buen post!
Cuando conocí tu blog lo primero que pasó por mi cabeza fue admirar a tu madre y te preguntaràs por qué, pues por un pequeño detalle, recuerdo que contabas que os embardunaba en aceite el cuerpo después de ir a la playa. Y pensé que una mamá que después de una jornada de playa dedica tanto mimo a sus tres pequeñines bañándolos y masajeándolos, era una auténtica madraza. ¡Enhorabuena Cristina! tu maravillosa madre ha tenido una gran recompensa a su dedicación con una maravillosa hija. Sin conoceros, besos a las dos.
Pues que me he emocionado!! Gracias Cris
OLÉ, OLÉ Y OLÉ!!!
Que bien te expresas, hija!!
Pues una de las mejores cosas que ha hecho tu madre es la educacion que te dio porqu, sinceramente, eres un ejemplo a seguir. Ya te lo he dicho muchas veces pero es que es verdad, eres la «idola»de mucha gente, tan cercana que da la impresion que eres una amiga de toda la vida. Que orgullosa tiene que estar tu madre!!
Que bonito Cris!!!!
Viva tu madre y todas las madres que hacen posible lo imposible y sacan fuerzas siempre para todo!
Hola guapa. Mi madre también abrió con mi tía cuando éramos pequeños una tienda de ropa y fue trabajadora incansable muchísimos años. Se ha jubilado en agosto y sigue siendo admirable la fuerza de estas mujeres. Felicidades por tu madre que seguro que también está muy orgullosa de ti.
Un beso desde Málaga. Vicky.
Qué homenaje tan bonito, Cris!! Y que monísimas las dos!!!!
Hola Cris,
Darte la enhorabuena por este post, que bonito y emotivo homenaje, tan merecido a estas madres. Ole por la tuya y por todas las del mundo. Que bien lo has explicado. Son un ejemplo a seguir.
Precioso el post de hoy!!!!!
Cris!
Primera vez q escribo! Pero es que esto es muy grande!
Ole tu madre! Y tu tía!
Viva la fortaleza, las ganas y la pasión! Yo tengo una madre también que vale millones!
Millones de besos y #atopedepower!
M.
Hola Cris, Enhorabuena por este post. Me has hecho casi llorar. Tienes mucha suerte de que tu madre esté contigo. Yo viví una infancia como la tuya, con mi madre al frente de un centro de belleza y te entiendo mas de lo que te imaginas . Hace mas de un año que mi madre no esta conmigo, pero quiero aprovechar , si me lo permites, en darle mi pequeño homenaje allá donde este. Gracias por ser como eres y enseñarnos tanto cada día.
Ole por todas esas mujeres-madres-profesionales-amantes-runners…………..ellas son nuestro ejemplo a seguir. Ole !!!!!!!!!!
A lagrima viva Cris, que bonitas palabras y bonito homenaje escrito desde el corazón. Y cuánta verdad hay en ellas.Este es uno de tus mejores posts
Qué bonito Cristina!!! La verdad es que esta generación no lo ha tenido muy fácil y claro toda la vida dedicada al trabajo y a los demás, es duro plantearse » ¿y ahora qué?!!» Pero seguro que encuentra muchísimas cosas para hacer, al principio andará como perdida pero luego…. jejé, a disfrutar de la vida que se lo ha ganado. Elena.