Esta semana estuve en Madrid participando en el taller Que el melanoma no nuble tus metas. Una iniciativa de Bristol-Myers Squibb, en colaboración con Melanoma España y el GEM (Grupo Español Multidisciplinar de Melanoma) para concienciar sobre la importancia de protegernos de la radiación solar, sobre todo, quienes hacemos deporte al aire libre. Porque sí, los corredores tenemos más riesgo de sufrir un melanoma.
Me has oído ya mil veces decirte que no hay mejor crema antiedad que una crema de protección solar. Porque el 80% del envejecimiento prematuro de la piel (manchas, flacidez, falta de tono, arrugas) está provocado por el sol. Pero hay un efecto secundario, todavía, más grave: el cáncer cutáneo y el melanoma, el cáncer de piel más agresivo.
Como explicaba la química y divulgadora Deborah García Bello en este episodio del podcast «la radiación ultravioleta es mutagénica, es decir, modifica el ADN, y por tanto, es potencialmente cancerígena. Tanto los UVA como los UVB son lo suficientemente energéticos como para romper los enlaces de las moléculas y generar fragmentos muy reactivos llamados radiales libres que alteran las moléculas del ADN». Como apuntan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer cutáneo es ya el más frecuente en el mundo y la incidencia de melanoma se está incrementando más rápidamente que cualquier otro debido al aumento de la esperanza de vida y la excesiva exposición al sol por la búsqueda de un bronceado.
En el taller, pudimos escuchar al Dr Juan Francisco Rodríguez Moreno, oncólogo y coordinador del programa de cáncer de piel del Centro Integral Oncológico Clara Campal HM (CIOCCO), quien explicó que el melanoma es «un tumor de la piel que comienza en los melanocitos (las células de la piel productoras del pigmento) y puede desarrollarse en cualquier superficie de la piel o membranas mucosas». Entre los factores de riesgo, el experto destacaba: la exposición solar, el tipo de piel y el uso de cabinas de bronceado, entre otros. De hecho, el melanoma es 20 veces más frecuente en personas de piel clara.
¿Las buenas noticias? «Cuando se diagnostica en edad temprana, en tratamiento es curativo«, explicaba el doctor.
Así que una vez más: no hay mejor medicina que la prevención. Entre sus consejos expertos debéis grabaros estos tres a fuego:
- Usar protección solar SPF de 30, que proteja contra la radiación UVA y UVB. Un SPF más alto si es de piel clara o si se va a estar bajo el sol por un tiempo prolongado o hay exposición intensa (en la playa o la montaña, por ejemplo ).
- Evitar el sol en las horas centrales del día.
- Usar ropa protectora
Quizá no sepas que la ropa, también, puede incorporar filtro solar. Sí, actúa como un fotoprotector, sobre todo frente a las radiaciones UVB. La capacidad de protección solar de una prenda se conoce como UPF (el acrónimo de ultraviolet protection factor, en español, factor de protección ultravioleta). Los colores oscuros tienen mayor UPF y, por ejemplo, tejidos como el algodón, la viscosa, el rayón y el lino tienen menos UPF que el nailon, la lana, la seda y el poliéster. Y, este verano, cuidado si te bañas con una camiseta de algodón para protegerte del sol, porque cuando está húmeda disminuye su UPF de un 12 a un 8. Lo ideal: escoger tejidos técnicos que incorporen un UPF 50+, porque eso significa que esa prenda nos protege en un 97 % frente a la radiación UVA y UVB.
Por eso, mi recomendación es que a la playa siempre con sombrero que ofrezca un filtro 50+ y en el caso de los niños, con camisetas y gorros, como estos que, también, tenga filtro solar. Recuerda que el daño solar es acumulativo y que la piel tiene memoria, así que, por favor, cuidado extremo con los niños y adolescentes. Una quemadura solar en la infancia duplica el riesgo de sufrir un melanoma en la edad adulta. Los menores de seis meses no deben estar expuestos al sol así que, por favor, no los llevéis a la playa, ni debajo de la sombrilla, porque la arena refleja la radiación. Y, además, en bebes de menos de seis meses no deben usarse filtros solares y en menores de tres años mejor solo filtros físicos. Os dejo este maravilloso (y muy completo) post de Boticaria García en el que habla del tema.
¿Cómo detectar el melanoma? ¿En qué hay que fijarse?
«A través de los cambios en los nevus (lunares) que pueden indicar malignidad», apuntaba el Dr Rodríguez Moreno, quien nos dio la regla ABCDE:
A de «asimétrica» ¿Es la lesión asimétrica?
B de «bordes» ¿Tiene bordes borrosos o irregulares?
C de «color» ¿Cambia de color?
D de «diámetro» ¿Tiene un diámetro superior a 6 mm?
E de «evolución» ¿Ha evolucionado con el tiempo su tamaño, su forma o su comportamiento?
Para más información, echa un ojo a las las indicaciones de la AEDV (Asociación Española de Dermatología y Venereología) y a la campaña Euromelanoma.
En el taller, también, participó Marta Fuentes, paciente y presidenta de Melanoma España, quien destacó que la cultura del moreno en nuestro país es la responsable de muchos de los casos de melanoma que se diagnostican ahora.
Desafortudamente, todavía hay mitos que gozan de muy buena salud, como que «moreno estás más guapo» o el clásico «no me eches 50 que eso no pone moreno«. Para tumbar el mito, rescato lo que me contaba en este post la Dra. Virginia Sánchez, dermatóloga del Hospital Universario Sanchinarro “para un fototipo III-IV ponerse moreno es un mecanismo de defensa de la piel para evitar el daño de la radiación ultravioleta sobre la piel y sobre el cuerpo. Por lo tanto, no es peligroso sino todo lo contrario. Sin embargo, este bronceado debe adquirirse con sentido común. Por ejemplo, nunca con exposición entre las doce y las cuatro de la tarde en verano. La exposición debe ser gradual y con filtros superiores a 30 SPF de 10 a 12 y de 16 a 18h. Antes de las 10 de la mañana y después de las 18h, un fototipo III-IV puede no necesitar filtro si ha adquirido un bronceado saludable. Los fototipos I-II sólo pueden exponerse al sol sin filtro antes de las 9 y después de las 19. De esta forma, podemos obtener los efectos beneficiosos del sol como sus efectos antiinflamatorios, sobre el acné o la dermatitis, la síntesis de la vitamina D, la regulación sueño-vigilia (melatonina), etc”.
Pero lo que se debe evitar a toda costa es LA QUEMADURA SOLAR. Así que el típico «ahora, estoy rojo, pero mañana estoy moreno«. NO es cierto. Sí es, por el contrario, signo de daño solar y, como hemos visto, es acumulativo. La quemadura solar repetida es un décimo ganador en la lotería del melanoma.
Y, ¿qué ocurre con los deportistas? Pues quienes practican deporte al aire libre tienen un mayor riesgo porque están más expuestos.
En el taller, contamos con el testimonio del atleta Pablo Villalobos, quien además grabó este vídeo para concienciar a los corredores de la importancia de protegerse frente al sol. Y es que, según los datos, solo un 3,4 % de los corredores usa protector solar en una carrera. Pablo contaba que en seis meses llevaba ya más de 3.000 kilómetros recorridos al aire libre. Echad las cuentas de las horas que ha estado expuesto al sol. Además, ahora que se ha pasado al trail, hay que tener en cuenta que cada 300 metros, aumenta un 4% el poder eritemático de las radiaciones ultravioletas. Ojo, de nuevo, a las quemaduras. En este vídeo ya os hablé de cómo debe protegerse un deportista al aire libre.
Además de usar SPF cada vez que salgas a correr, recuerda ir con gorra o visera, elige tejidos técnicos que incluyan UPF y ¡gafas de sol! Mejor si cubren hasta las sienes. Os dejo esta infografía de Portalfarma que me parece muy útil para acertar con la compra de la gafas de sol. Cuando elijas las tuyas para correr fíjate que lleven el distintivo CE UV400, porque así te aseguras que cumplen con la normativa Europa al bloquear el 100% de la radiación ultravioleta y elige un filtro 2 ó 3.
Recordad que más vale prevenir que curar.
Y un último apunte: este domingo 8 de julio el podcast irá dedicado a la protección solar. Os vais a convertir en unos grandes expertos. Así que no dudéis en suscribiros al blog y al podcast, a través de iTunes (aquí) o Ivoox (aquí), para no perderos ninguna entrada.