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Mi crónica de la Behobia-San Sebastián 2018

Soy mucho del «ya que estoy». Así que ya que iba a San Sebastián para presentar mi documental Mujeres que corren, hice mío el «ya que estoy» y grabé un podcast, monté  una firma de libros, corrí de nuevo la Behobia-San Sebastián y «ya que estoy», también, «aprovecho» (algo muy mío) y cogí un autobús, un avión y me fui a Madrid a grabar otro podcast. Total «ya que estoy, aprovecho».

mujeres que corren

Muchas gracias a todo el equipo del Festival Internacional de Cine de atletismo (FICA) por darme la oportunidad de dar a conocer la historia de las mujeres que corren y entrevistar en el escenario a la atleta Niurka Montalvo, quien recibió el Trofeo Aquiles por su carrera deportiva. Y a todos los que vinisteis a ver el documental, gracias de corazón. Victoria y Diana, mi marco con la acuarela de San Sebastian luce precioso en mi despacho.

Sí, 48 horas de desenfreno, al estilo Resacón en Las Vegas pero en versión 0,0. Así que esta semana en Lisboa, aún, me estoy recuperando del fin de semana intenso en San Sebastián. Pero, vamos, una mil veces volvería hacerme ese «Camino de Santiago» para llegar allí desde lisboa, porque cada minuto mereció la pena. Además, fue la excusa perfecta para volver a correr con mi amiga Laura y medir mis fuerzas de cara a la maratón de Valencia del próximo 2 de diciembre. Con la Behobia tenía una deuda pendiente (lo conté aquí) y los que sois nuevos en este blog os preguntaréis por qué. En mi libro Mujeres que corren la recuerdo así.

«Los maratonianos hablan del famoso muro que suele aparecer allá por el kilómetro 30. Vamos, la pájara de toda la vida. En la popular carrera Behobia- San Sebastián yo también me topé con el dichoso muro, pero el psicológico. Behobia es una prueba espectacular y dura a partes iguales. Son 20 kilómetros de un trazado plagado de subidas y bajadas, con un público entregado que se tira a las calles para arropar a los miles de valientes que corren contra viento, agua y frío. Sí, porque en Behobia casi siempre hace malo, muy malo. Se celebra en noviembre y lo habitual es que el cielo inevitablemente se abra. Estaba atacada (¡y aterrada!) y el resto del mundo parecía estar encantado. ‘¿En cuánto la quieres hacer?’ Me preguntaban constantemente. ‘¿Tiempo? Lo que quiero es ser capaz de acabar’. Solo pensaba en que me diese una gastroenteritis, fiebre o una buena vomitona para no tener que correr el domingo, porque creía que no iba a ser capaz de lograrlo. Estaba claro que visualizarme feliz y contenta en la meta era misión imposible. 

Tengo las piernas agarrotadas. ¿Pero qué hago yo aquí? 

¿Quién me manda?  Creo que no voy a poder. 

Menos mal que no me puse las mallas largas. Vaya calorazo. 

Me sobran hasta los manquitos. 

Porque son nuevos que si no, los tiraba. ¡Uff qué agobio! ¿Me los quito? Y ¿dónde los meto? Bueno, los bajo hasta las muñecas y a ver qué tal. 

Vaya, cómo oprimen. Por algo dicen que hay que probar todo antes de la prueba. ¡Eso lo enseñan en primero de running!

Bueno, pues me los quito. 

No, mejor me los dejo que si luego empieza a llover me puedo secar los brazos. Qué mal me he puesto las horquillas, me viene todo el pelo para la cara. 

¡Vaya cuestaca! ¿No empezaban en el kilómetro seis?

Madre mía, ¿quién me manda?

Anda, si ya estamos en el kilómetro cinco. 

Coño, si estamos corriendo por una autovía. 

De pulso voy bien, pero no puedo más. 

Me paro. Doy la vuelta.

¿Qué necesidad? 

Me invento algo. Ya se me ocurrirá una excusa. 

Pero, luego, ¿cómo vuelvo a San Sebastián? No tengo dinero, ni móvil. ¿Dónde voy?

Y, así, durante 20 kilómetros».

mujeres que corren

Con mi querida Laura, quien tiró de mí y consiguió que cruzase el arco de meta en 1h:34′

El pasado domingo fue diferente, imagino que los años de entrenamiento se notan, pero mi actitud fue, también, muy distinta. Iba tranquila, tan inmersa en mis propios pensamientos que cuando enfilamos la primera subida, le dije a Laura: «Jo, vaya falso llano». Respuesta: «Querrás decir cuesta». Del kilómetro cinco al siete se me hizo un poco»cuesta arriba» porque no he entrenado mucho en pendiente, así que las piernas lo notan, pero como hago fuerza en el gimnasio lo salvé. La mayoría de los corredores que terminan retirándose en una carrera lo hacen por un fallo muscular: las piernas no aguantan. ¡No olvidéis trabajar la fuerza! Aquí algunas ideas.

mujeres que corren

A la altura de la última cuesta, tras la que coronas el famoso restaurante Arzak y que llevaba como referencia del fin del sufrimiento, me encontré con Agustín Rubio de Tigers Running club, quien me dio mucho ánimo para encarar esa última subida. Gracias, Agus.

Después de haber participado en la maratón de Boston, me doy cuenta de que hay bastantes similitudes entre una prueba y otra. En ambas te sacan fuera de la ciudad para volver corriendo. La salida se da, también, por oleadas y no hay cajones. De hecho, cuando te quieres dar cuenta, ya estás corriendo, además, el ambiente es único y la organización sobresaliente.

mujeres que corren

Enhorabuena a Fernando Ibarreta, productor ejecutivo de la BSS y a todo su equipo por una organización impecable. Y gracias, además a EDP, sponsor de la prueba, por facilitar que hiciese la paces con la carrera. Nos vemos pronto en Valencia. Y chicas, estad atentas porque, en breve, os podré contar un proyecto que tengo con EDP para contagiaros esa buena energía que me da correr. Tengo mucha ilusión, porque sé que será una herramienta de gran ayuda par todas.

Este año, además, tenía otro motivo más para enfrentarme a mis miedos, porque mi querida Kathrine Switzer, la primera mujer en correr con dorsal la maratón de Boston en 1967, amadrinaba la prueba. La organización de la BSS se ha puesto como objetivo conseguir que para 2025 la mitad de los participantes de la carrera  sean mujeres y tienen una hoja de ruta, bajo el lema 50/50 2025, y la colaboración de distintas instituciones. Este año, ya se ha conseguido que un 25% de mujeres se inscribiesen. Habrá que seguir trabajando para lograrlo. Tenéis toda la información sobre el proyecto aquí.

Kathrine Switzer

Con mi querida Kathrine Switzer. 

Normalmente, antes de una carrera así, conviene descansar, hidratarse bien y tomárselo con calma pero como soy muy «ya que estoy» y del «aprovecho» y, además,  me lío sola, tuve la suerte de que el equipo de FNAC Donostia me invitase a dar una charla y firmar ejemplares de mis dos libros: Mujeres que corren y Correr es vivir a tope de power. Y ¡qué éxito! Muy emocionada con la convocatoria porque Mujeres que corren se presentó hace más de cuatro años y sigue siendo el libro de cabecera de muchas corredoras. Reencontrarme con todas vosotras me emociona tanto como el primer día. Además, esta vez fui con refuerzos porque le pedí a mi amiga Paula Butragueño de Inspirafit que me acompañase y nos regaló una pequeña sesión de mindfulrunning, para quitarnos miedos y nervios de cara a la carrera. ¡Y funcionó!

mujeres que corren

mujeres que corren

cristina mitre

Gracias San Sebastián por regalarme un fin de semana tan lleno de buena energía. Quién sabe, puede que el año que viene vuelva.

mujeres que corren

Por cierto, el próximo viernes 23 de noviembre a las 08:30 AM estaré en el Hospital Costa del Sol (Marbella) para contaros cómo correr sin prisa. La entrada es gratuita hasta llenar aforo. ¡Os espero a todos!

 

 

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